Si queremos mantener un buen nivel de salud, debemos prestar atención a los hábitos alimenticios, a la actividad física y al estilo de vida, especialmente durante la edad adulta. Y es que es en este momento cuando se produce el desarrollo completo del organismo a nivel físico y mental. En este post te contaremos cómo cuidar el aporte de energía y nutrientes en la edad adulta, pasando también por las etapas de embarazo y lactancia. ¡Sigue leyendo!
¿Qué aporta la carne de vacuno en la edad adulta?
Durante la edad adulta, el gasto calórico se estabiliza, los requerimientos nutricionales se estancan (como recogen algunos estudios llevados a cabo en nuestro país) y comienza a perderse masa muscular. Además, en mujeres que todavía no han experimentado la menopausia pueden producirse niveles de ingesta de hierro por debajo de lo recomendable. Por ello, es importante incluir la carne de vacuno en una dieta equilibrada, ya que contribuye a alcanzar niveles adecuados de proteínas, hierro, zinc, ácido fólico y vitaminas D y B12.
La carne de vacuno durante el embarazo y la lactancia
La alimentación de la mujer durante la gestación y la lactancia debe cubrir sus requerimientos de nutrientes y energía y propiciar la creación y mantenimiento de los nuevos tejidos en formación. Esto incluye el desarrollo del feto y la placenta, así como la producción de leche una vez que se ha producido el nacimiento de la nueva vida.
Durante este momento, aumenta el riesgo de presentar un déficit de ácido fólico, yodo, vitamina C, calcio o hierro. Algunos de estos nutrientes pueden asegurarse a través de suplementos, aunque no hay que olvidar consumir de manera frecuente alimentos como frutas, verduras, pescado, lácteos y carne. La carne de vacuno, por ejemplo, contribuye al aporte de cantidades adecuadas de proteínas, hierro y zinc. Para ello, se deberán elegir cortes magros y someterlos a un buen grado de cocinado para evitar la transmisión de ciertos gérmenes, sobre todo durante el embarazo.
Durante el embarazo, debe producirse un aumento en la ingesta energética diaria cifrado en unas 250 kcal. En cuanto a las proteínas, también debe aumentarse su consumo en unos 15 g al día. Otros nutrientes que deben aumentarse son el hierro, el magnesio, el zinc y el selenio. De igual modo, las mujeres lactantes deben incrementar su ingesta calórica en unas 500 kcal diarias. Todos estos aportes aumentados de nutrientes y calorías pueden conseguirse con una alimentación variada.
¿Y en las personas más mayores?
Las personas mayores son especialmente vulnerables a las carencias nutricionales. A los problemas de masticación hay que sumar problemas de absorción de nutrientes que pueden causar niveles disminuidos de vitaminas del grupo B, vitamina D y C, ácido fólico, hierro, calcio o zinc. De este modo, es habitual que la absorción de hierro pueda verse comprometida en esta etapa, por lo que llegar a una ingesta diaria de 10 mg de hierro puede ser complicado, al igual que sucede con la vitamina B12.
En este sentido, la carne de vacuno es una excelente fuente de proteínas, hierro, zinc y de vitaminas B1, B6 y B12. Todas estas necesidades vitamínicas pueden aportarse con una dieta rica en frutas, verduras y legumbres combinadas con carnes magras de vacuno.
Además, con la edad se va perdiendo masa muscular. Para minimizar este hecho es importante realizar actividad física de forma regular y tener un buen aporte de proteínas en la dieta. Con una ración de 100-125 gramos de carne de vacuno están presentes unos 15-20 gramos de proteínas, lo que supone cerca de la mitad de las recomendaciones de ingesta diaria.
En cuanto a las características de la dieta durante esta etapa, los hidratos de carbono deben suponer el 50-60% de la ingesta energética diaria, debiendo predominar sus versiones integrales (pasta, arroz, pan, cereales y patatas). Estos alimentos, junto con verduras, hortalizas y legumbres, son combinables con la carne de vacuno para preparar platos sabrosos y nutricionalmente completos.